Esta energía circular que lo mueve todo en una mujer, simplemente está allí: en quietud, intacto, completo.
Cuando negamos de la intuición innata, ese saber de las entrañas, nos autodestruimos creyendo que hay que confiar en el pensamiento lógico y racional y la energía y fuerza más profunda en la esfera femenina se empieza a perder.
La esencia de la Mujer es completa cuando nos damos cuenta que somos pura creatividad, que podemos crear tantísimas cosas más a parte de Vida en nuestro vientre. Sin embargo, de la misma forma que podemos crear harmonía y estabilidad a nuestro alrededor, también podemos crear fácilmente Caos desde el interior.
Y en ese juego de conseguir algo que creemos que no tenemos al alcance, sentimos muchas veces que nuestra pareja no cumple las expectativas que habíamos proyectado en él y nos sentimos frustradas… amargadas, incompletas.
Desde ese espacio es fácil empezar a juzgar, quizás juzgar a todos los hombres que sin embargo jamás podrán satisfacernos o hacer que nos sintamos completas. Simplemente no es su tarea.
Y así es como la energía circular femenina se empieza a disipar, la fuerza para contener y proteger el espacio también se dispersa, los límites se desdibujan y nos cansamos. La energía esencial con toda la creatividad, fuerza, instinto y sabiduría se ha ido…
Si a la energía femenina la podemos llamar circular, la del hombre sería en forma de falo, polarizada en dos y apuntando hacía un objetivo.
La energía masculina necesita actuar, moverse al contrario de la energía femenina que requiere quietud y pasividad. Es un sistema energético que funciona como las flechas, apuntando siempre hacia un objetivo.
Los hombres necesitan retos para poder apuntar y utilizar su energía tal y como su sistema lo requiere. Necesitan proyectos y actuar para que su energía pueda fluir de forma natural.
No es una energía creativa como la de la mujer. No crea la vida de la misma manera como la mujer. Tampoco crea tan fácilmente caos y conflictos internos y es más difícil que se desestabilice su energía, tarda más en desequilibrarse.
>Sí, las dos energías forman parte del Todo, sin embargo solo el patrón de la energía masculina con su forma de funcionar es el que actualmente parece regir el modo de ser y actuar en la sociedad
La creatividad y fuerza femenina que danza y atrae, no tiene lugar en la jerarquía de los negocios, en las estructuras y protocolos donde las mujeres se camuflan para parecer hombres en su supervivencia.
La energía femenina es como un río salvaje que no entiende de embalses y estructuras; en el preciso momento que se intenta forzar y encauzar el flujo del río, pierde toda su fuerza y gracia.
El amor existe en todas parte, el universo entero es Amor; es el pulso de nuestras vidas. Vamos buscando fuera sin darnos cuenta que llevamos el universo entero por dentro y todo el amor que contiene también. Una mujer que está en contacto con su amor siempre podrá sentir su energía y fuerza.
Pero si en el temor de sentirse vulnerable, con miedo a ser herida, fácilmente va cerrando las puertas de acceso al sentir y entonces aunque el amor sigue estando allí no lo sentirá. No lo vivirá. Y quizás no se atreverá a abrir las puertas y experimentar el temor a sentirse vulnerable.
La tarea más importante de la mujer es estar en contacto con su propia energía, mantener su interior completo, intacto. Una mujer que compite con un hombre y que se comporta como un hombre crea conflictos en ella misma. No tiene posibilidad de enfocar la energía en forma de flecha como el hombre y al mismo tiempo “apartar los sentimientos».
La energía femenina no tiene prisa, es como un imán que atrae constantemente. Los hombres necesitan cazar, actuar para mantener su energía viva. Las mujeres ya lo tienen todo.
La mujer necesita dar y recibir y nutrirse con la energía de las Mujeres para tener su propio sistema energético fuerte y vibrante. Y entonces, atrae al hombre con su harmonía, amor y fuerza que tiene dentro. Está en su esencia y eso es su reto.