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Adaptación emocional a la nueva normalidad
Con la pandemia del COVID 19 hemos vivido una temporada complicada que ha provocado en nosotros reacciones emocionales muy intensas y también muy diversas. La adaptación emocional a esta nueva normalidad será distinta para cada uno.
Con la “aparente remisión”, ha llegado el momento de hacer balance emocional y tratar de reconducir nuestra vida en esta “nueva normalidad” que nos va a acompañar durante un tiempo, aún impreciso, pero probablemente largo.
La nueva normalidad
La descripción de lo que sea la “nueva normalidad” no es tarea sencilla por la dificultad de entender exactamente aquello a lo que nos estamos enfrentando.
Es evidente que las normas sociales han cambiado y afectan en buena medida a nuestros viejos hábitos. Además, tenemos por delante un nuevo desafío: adaptarnos emocionalmente a un escenario indeseado en la mayoría de sus vertientes, a lo que se une una incertidumbre complicada de gestionar.
¿Qué nos sucede?
Es indudable que nuestras emociones dirigen nuestras acciones.
Durante el confinamiento hemos vivido momentos difíciles y cada uno lo ha hecho como ha podido.
Mantener el equilibrio no siempre ha sido posible y nos hemos movido entre diversas emociones adaptativas y desadaptativas que nos han conducido hasta el momento presente.
Formas diferentes de afrontarlo
Superado el primer paso, nos encontramos en una nueva etapa. Las emociones han dirigido nuestra vida y continuarán haciéndolo.
Vamos a tener que asumir un amplio abanico de comportamientos, relacionados con las diferentes percepciones personales de la situación que hemos vivido.
No tengo miedo
En este grupo se encuentran quienes se consideran invulnerables y perciben que esto no va con ellos, por lo que han decidido vivir su vida sin pensar mucho en lo sucedido organizando fiestas sin distancia social, paseando sin mascarillas y poniendo en peligro a todos los demás.
Manifiestan sentimientos positivos inadecuados (como la prepotencia o la excesiva confianza en uno mismo) que les bloquean. Les impide realizar las acciones necesarias para afrontar las dificultades y alcanzar sus metas.
Estoy aterrado
El extremo opuesto. No se atreven a hacer nada porque el miedo los paraliza. Muchos no han salido todavía de su casa y, cada vez que lo intentan, son incapaces de conseguirlo.
Los expertos señalan que sufren agorafobia y ansiedad y necesitan un tratamiento específico.
Es posible que hayan empezado sintiendo una emoción negativa sana como la preocupación, que se haya ido transformando en ansiedad. Además, consideran que haber cumplido las normas les ha permitido evitar ser contagiados, por lo que prefieren mantener esa actitud y pueden acabar padeciendo agorafobia.
No paro de limpiarme
Aquí se sitúan quienes han convertido el gel hidroalcohólico en su mejor aliado. No paran de limpiarse y viven con temor (y evitan) cualquier situación que suponga un mínimo contacto con lo que está pretendidamente contaminado.
Los especialistas consideran que pueden desarrollar un Trastorno Obsesivo Compulsivo.
Me siento muy triste
Aquí se ubican los que han superado el primer momento, pero han pasado a sentirse desencantados con la nueva normalidad, corriendo el riesgo de padecer una depresión en caso de mantener esa sensación.
La tristeza, la frustración o el malestar son emociones negativas adaptativas necesarias porque constituyen la manifestación de lo que sentimos.
Nos hemos sentido tristes por diversos motivos. Esa tristeza es una emoción negativa, pero saludable, aunque puede acabar convirtiéndose en una insana depresión que genere una importante alteración en quien la padece.
Lo he vivido muy intensamente
En este grupo estarían quienes se han mantenido en primera línea durante la pandemia. Los más vulnerables son los sanitarios que han convivido con los enfermos a diario y han tenido que compatibilizarlo con su vida familiar.
Los expertos señalan que, ante la nueva normalidad, pueden padecer un Trastorno de estrés postraumático que debe ser tratado.
¿Y tú cómo te sientes?
Si la situación te sobrepasa es importante que busques ayuda, a través de terapeutas y profesionales, acude a tu médico y cuéntale lo que sucede. Es posible que te recomiende la visita a un psicólogo o te facilite algunas pautas, lo que debes asumir con naturalidad y seguir sus recomendaciones.
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Consejos para la adaptación emocional a la nueva normalidad
Necesitamos controlar nuestras vidas y no es posible hacerlo sin adaptarnos realmente a nuestras emociones. Los expertos indican lo que puede resultar conveniente para evitar las emociones desadaptativas insanas.
Destacaría:
- Tener sentido del humor. Aunque no es eficaz para todo el mundo, sí es importante para quienes se toman demasiado en serio a sí mismos, a los otros y a los acontecimientos de la vida. Trivializar esa sensación puede ayudar a sobreponernos.
- Interés por uno mismo. En ocasiones nos dejamos llevar por el sacrificio y la preocupación por los demás y, aunque resulta adecuado, el interés por uno mismo debe ser prioritario para evitar el daño que los demás nos puedan hacer.
- Tolerancia a la frustración. Es importante comprender que todos podemos equivocarnos y evitar condenar cualquier acto desagradable procurando aceptarlo si no se puede cambiar.
- Flexibilidad. No podemos vivir con reglas rígidas e inalterables ni con uno mismo ni con los demás. Resulta fundamental ser tolerante, flexible, pluralista y estar abierto al cambio.
- Aceptación de la incertidumbre. Resulta adaptativo y muy saludable aceptar que vivimos en un mundo incierto y que no existen verdades absolutas.
Entenderlo así nos ayudará a afrontar los problemas de manera adaptativa.
Carmen Reija
Farmacéutica,
Óptica y Tecnóloga de alimentos.
misconsejosparatusalud.blogspot.com