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Viajar es Vivir, Peregrinar es Sentir

Viajar es Vivir, Peregrinar es SentirLos tiempos han cambiado en este país. No cabe la menor duda que estamos pasando por un momento donde se están derrumbando las viejas creencias

Los cambios se imponen

Lo que antes era cotidiano y habitual ya ha cambiado de parámetros para la mayoría de personas que siguen allí, esperando y observando hacía donde va la evolución de la sociedad.

Viajar se ha convertido en una necesidad, ya que la emigración forzada es un hecho para muchos en busca de posibilidad para sobrevivir, de poder encontrar una motivación, un trabajo u otra forma de vivir para no ahogarse en la desidia de la situación donde la esperanza brilla por su ausencia.

los viajes a otros países eran una necesidad impulsada como forma de romper con la rutinaYa no es como antes cuando, muchas veces, los viajes a otros países eran una necesidad impulsada como forma de romper con la rutina del trabajo y la vida regida por horarios estrictos, proyectando los sueños del descanso vacacional en lugares exóticos.

Los “Club Meds” y otros inmensos complejos turísticos se construían sin parar y se llenaban de personas con la monotonía como peso en  sus espaldas. Una fórmula perfecta para garantizar una estancia en un espacio seguro y controlado; un especie de blindaje contra los imprevistos para que nada fuese muy diferente a parte de la esperada felicidad proyectada en el merecido descanso.

Ahora vemos que algo ha cambiado: Los complejos vacacionales están cada vez más vacíos y la sombra de la construcción desmesurada, para saciar nuestras necesidades creadas y basadas en la felicidad insostenible, nos persigue y nos pesa, ahora que la burbuja de la frágil prosperidad monetaria se ha roto…

Viajes iniciáticosViajes iniciáticos

Éste es el momento de los viajes diferentes. Para algunos, un cambio radical y un momento de profunda reflexión para sentir las necesidades verdaderas más allá de la felicidad turística.

La palabra peregrinación viene del Latín y significa “forastero, o alguien que camina en tierras desconocidas”. En todos los tiempos de la humanidad, el hombre ha tenido una inclinación al peregrinaje. Haya sido por motivos de necesidad de supervivencia o de búsqueda espiritual. Forma parte de nosotros como seres humanos el sentir en momentos de nuestras vidas la llamada de peregrinar, es decir caminar o viajar por tierras desconocidas.

En esa búsqueda  y peregrinación podemos encontrar el viaje verdadero que no es otra cosa que evolución y reflexión…. El encontrarnos con nosotros mismos y la verdad que reside en nuestro interior.

El verdadero viaje del alma no está en ningún lugar específico sino está justamente en ese impulso de búsqueda, aunque a veces forzada  o creada por las circunstancias exteriores. Sea por necesidad  o simplemente por una motivación de encontrar lugares donde uno puede encontrarse en vez de perderse.

peregrinan a tierras donde pueden sentirse útiles y quizás trabajar¿Qué puedes esperar?

Aquellos jóvenes y personas que peregrinan a tierras donde pueden sentirse útiles y quizás trabajar, se encuentran de repente en un lugar donde ya no existe un pasado condicionante, donde uno tiene que confiar sin posibilidad de controlar aquello que es desconocido. Donde las formas y hasta el idioma quizás sean diferentes. Un aprendizaje forzado para poderse encontrar con las fortalezas y puntos débiles de uno mismo. Donde todo se manifiesta ya que el marco de seguridad de las circunstancias ha desaparecido.

Sentirse forastero en tierras lejanas es todo un reto y un empezar desde cero siendo nadie. Sin pasado, un futuro incierto y donde solo existe el presente vivido desde uno mismo. Y esto es el gran cambio donde podemos comprender el dicho que la crisis puede ser una oportunidad.

en esta  supervivencia también está la connotación de poder hacer un viaje hacia el sentido real de la vidaYa no sirve lo fácil y lo superficial

Llegó el momento de reflexionar realmente, sobre cómo y qué queremos priorizar para vivir, aunque eso incluya aspectos de supervivencia. A veces, el sobrevivir está marcado por sufrimiento, pero en esta  supervivencia también está la connotación de poder hacer un viaje hacia el sentido real de la vida, en vez de alejarse de la sentida realidad.

Es el momento de encontrarse a uno mismo perdiendo el miedo de ver fuera de las estructuras y creencias arraigadas y encontrando el miedo a sentirse vulnerable, a sentir intensamente que está expuesto a espacios y lugares diferentes donde uno no entiende y controla los mecanismos de funcionamiento, bien por el ambiente cultural exterior en tierras lejanas o por encontrar las tierras lejanas que ya llevamos dentro de nosotros, donde nunca o pocas veces habíamos mirado y sentido.

La mejor actitud

La peregrinación, el viaje hacía dentro, nos lleva a una apertura a lo desconocido. A lo que es nuevo, a lo que nos conmueve y sobrecoge y en definitiva  al cambio. La verdad con la que nos encontramos nos suele coger por sorpresa, y es justamente eso lo que nos permite conectar con lo más profundo y auténtico en nosotros mismos.

El exterior, las personas y los encuentros, las culturas diferentes, los paisajes nuevos, los compañeros del viaje

El exterior, las personas y los encuentros, las culturas diferentes, los paisajes nuevos, los compañeros del viaje… todo en su conjunto nos hace de espejo para que nos podamos mirar en él y encontrar aquello que precisamente nos ha llevado a hacer  ese viaje hacia lo nuevo.

Los viajes del alma nos hacen sentir, nos hacen vivir, nos hacen ver que el destino siempre es el viaje en sí; para descubrirse a uno mismo y al mundo que nos rodea.

Encontramos el sentido en el viajar a tierras lejanas al compás de la peregrinación interior

Es entonces cuando encontramos el sentido en el viajar a tierras lejanas al compás de la peregrinación interior. En otras tierras encontramos  la calma para ello, los estímulos incesantes al conocer otras culturas y diferentes parámetros que  ponen en marcha una apertura a otras formas de funcionar y que nos facilita el vernos a nosotros mismos. Viendo paisajes distintos, compartiendo incondicionalmente las formas de otras culturas, sintiéndonos ciudadanos del mundo donde no hay diferencias y donde, transcendiendo las barreras de la comunicación, todo acaba en comprensión. De uno mismo y de lo que nos rodea.

Es cuando el corazón empieza a latir de verdad, es cuando la mente pierde su autoridad y las creencias se convierten en aceptación. Es el momento donde uno se siente vivo y abierto a la vida que nos encontramos de repente.

Es la fusión de mente y corazón que queda en una sola sensación: Viajar es vivir. Peregrinar es sentir. Y en conjunto, es precisamente lo que nos lleva a saber  que la necesidad es discernir entre lo que es condición y lo que realmente es importante.

Así son los viajes del alma: Viajando para encontrar espacio y poder  expandirse  a través del sentir. Allí el alma sabe que está viva.

lena S rupa
www.movientosdelalma.com
www.todomarruecos.com

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