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El rechazo de los demás, una herida emocional profunda
El rechazo se considera una herida emocional muy profunda que suele producirse en la infancia y determinará nuestro bienestar cuando nos convertimos en adultos. En numerosas ocasiones somos rechazados. O no lo somos, pero lo sentimos así.
Este rechazo es un sufrimiento interior.
Quien lo padece interpreta todo lo que sucede a su alrededor con esa perspectiva, por lo que se siente rechazado en circunstancias en las que no se está produciendo ese rechazo realmente, pero lo percibe así.
Origen del rechazo está en la infancia
Su origen suele encontrarse en la infancia, a partir del “rechazo inadvertido” de los padres hacia sus hijos. Muchos padres ni siquiera son conscientes de que está sucediendo, es el hijo el que lo siente de este modo.
La personalidad se va forjando a partir de todas nuestras vivencias.
Un niño que se ha sentido rechazado puede convertirse en un adulto perfeccionista, con baja autoestima y que necesita constantemente el reconocimiento de los demás.
Buscará la soledad para no sentirse de nuevo rechazado y no comprenderá que no está siéndolo. Esta actitud negativa aumentará la probabilidad de ser rechazado o de rechazar a otras personas.
Buscará la soledad para no sentirse de nuevo rechazado y no comprenderá que no está siéndolo. Esta actitud negativa aumentará la probabilidad de ser rechazado o de rechazar a otras personas.
La experiencia de aceptación y rechazo
Forma parte del desarrollo de la personalidad. Los seres humanos somos seres sociales, intentamos establecer interacciones unos con otros y deseamos que los demás quieran relacionarse con nosotros.
En ello basamos muchas de nuestras conductas y hacemos todo lo posible por mantener esas relaciones.
En ello basamos muchas de nuestras conductas y hacemos todo lo posible por mantener esas relaciones.
En psicología social se habla de “valor relacional percibido». Es el grado en el que una persona cree que los demás consideran la relación que mantienen con ella valiosa o importante.
Si percibimos que nuestro valor relacional para otra persona o grupo es alto, la sensación de vernos aceptados se verá retroalimentada. La sensación de rechazo aparece cuando percibimos que los demás no valoran la relación que mantienen con nosotros.
Si percibimos que nuestro valor relacional para otra persona o grupo es alto, la sensación de vernos aceptados se verá retroalimentada. La sensación de rechazo aparece cuando percibimos que los demás no valoran la relación que mantienen con nosotros.
El rechazo, herida emocional es una experiencia subjetiva, interna y personal
Esta experiencia no se relaciona con el grado real de aceptación o rechazo, pero que afecta a nuestras conductas y bienestar.
Ser valorados en el plano relacional aumenta la probabilidad de aceptación por lo que muchas de nuestras conductas buscan promover y mantener ese valor relacional. El valor relacional de la persona se mide con el sociómetro.
Esta teoría propone que las personas poseen un sistema psicológico que rastrea las claves del entorno social que son relevantes para el valor relacional (aceptación y rechazo).
También alerta a la persona cuando se detectan signos de valor relacional bajo o en declive, lo que provocaría un estado de ánimo negativo y una disminución de la autoestima.
Es importante destacar
Que la intención de querer interactuar con los demás y de ser valorados y aceptados por ellos no ocurre con la misma intensidad hacia todas las personas.
Se produce en mayor medida hacia quienes más nos atraen. Aquí entra en juego la atracción interpersonal.
Es posible mejorar la situación de rechazo y superar esa herida emocional y conseguir atraer a quienes deseamos. Sería recomendable mejorar la autoestima para “quererse a uno mismo” y no necesitar que sean los demás quienes nos aporten el valor que realmente tenemos.
Sobrevivir al rechazo y superarlo
- Aceptar la existencia de esa herida de la infancia como parte de tu vida y liberar los sentimientos negativos y el sufrimiento que estás padeciendo. Dejar de negarlo es el primer paso para resolverlo.
- Perdonar lo sucedido (o lo que uno cree que ha sucedido) es el siguiente paso para poder librarse del pasado. El perdón debe extenderse: a uno mismo y a los que nos han hecho daño con su rechazo.
- Establecer las prioridades y quererse a uno mismo realmente. Merecemos atención, amor y valor para cubrir nuestras necesidades emocionales y poder seguir adelante con una vida plena.
- Comprender que esa sensación de rechazo solo es nuestra forma particular de ver las cosas. Si modificamos esa visión, podremos disfrutar de una nueva perspectiva que aumentará nuestro bienestar.
Carmen Reija
Farmacéutica,
Óptica y Tecnóloga de alimentos.
consejosdesaludintegral.com