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Todos hemos experimentado esto, ya sea estudiando, haciendo deporte o realizando cualquier otro tipo de actividad física o mental.
Lamentablemente vivimos por debajo de nuestro potencial de vida. El mal uso de las nuevas tecnologías, la mala gestión del tiempo, de las actividades sociales y de las relaciones, etc. hacen que nuestra atención se vea dividida y disminuya nuestra concentración, efectividad y bienestar. Stress, ansiedad, depresión, insomnio, dolor de cabeza, malhumor, aislamiento, soledad, etc. son algunos de los síntomas.
Este es el problema, pero ¿Cuál es la solución?
Te propongo unos pasos que te pueden ayudar a recuperar la conexión, concentración y bienestar perdidos
Haz un diagrama de tus actividades, ordenándolas por nivel de importancia y de urgencia. De esta manera tendrás un mapa claro de hacia dónde conduces tu vida. Aquí tienes un ejemplo hipotético de cómo realizar el diagrama, pero obviamente lo importante y lo urgente varía de persona a persona, es una percepción subjetiva, así que no tomes cómo referente estos valores y revisa internamente lo que es importante o urgente para ti.
Pregúntate:
– ¿Está regida mi vida por lo urgente o por lo importante?
– ¿Dónde hay más peso? ¿A qué le doy más valor?
Por lo general:
De esta manera, lo ideal sería que el mayor peso de tus actividades estuviera el cuadrante de lo importante y no urgente. ¡No dejes que lo urgente quite espacio a lo importante, ni que lo NO importante te cree stress!

Así mismo, revisa:
A medida que pasan los años, vamos acumulando una serie de condicionamientos sociales, culturales y familiares de lo que está bien y de lo que no.
Esto en si no es ningún problema, todos tenemos diferentes condicionamientos por el hecho de haber nacido en una familia, cultura o sociedad concretas.
El problema viene cuando esto comienza limitar nuestra libertad, nuestra manera de ver el mundo o nuestra capacidad de tomar decisiones.
¿Cuantas veces te has visto haciendo cosas, que realmente no querías hacer, para satisfacer a otros? Todas estas actividades indeseadas reducen nuestra energía y nuestra capacidad de concentrarnos en lo que realmente es importante para nosotros.
Esto no significa que nos volvamos egoístas, sino que valoremos nuestro tiempo y energía y que lo enfoquemos en algo adecuado para nosotros y nuestro entorno. Al estar enfocados en algo que nos gusta y nos beneficia, nos sentimos de buen humor y este buen humor beneficia a las personas que tenemos alrededor.
De hecho, una vez que hemos cubierto nuestras necesidades básicas, surge de manera natural la necesidad de ayudar a los demás.

“El tiempo es dinero”, es una de las máximas que nos enseñaron de pequeños. “Primero el deber y luego el placer”, es otro de los mantras que hemos escuchado.
Todo este tipo de cosas se escuchan y se escuchaban en una sociedad enfocada al beneficio material, a la obtención de dividendos empresariales y para mantener una economía que beneficia a unos pocos y perjudica a la gran mayoría.
El tiempo es el bien más preciado del que disponemos en esta experiencia humana. Nuestro tiempo de vida no se puede comprar, no se puede vender, no se puede comerciar, tan sólo se puede aprovechar.

En este estado, la mente quiere huir de la realidad y la atención se dispersa en mil actividades superfluas que disgregan nuestra atención y energía, adormeciéndonos e impidiéndonos hacer el cambio que deseamos.
Aprovecha tu tiempo en actividades con sentido que te beneficien y beneficien a los demás. De esta manera, tu mente alegre y motivada podrá poner plena atención en lo que está haciendo y la concentración y la efectividad surgirán naturalmente. Una vez esto haya ocurrido, el beneficio material aparecerá como consecuencia natural.
Estar pendiente del móvil, WhatsApp, Facebook, etc. debilita nuestra capacidad de concentración, llevando nuestra atención hacia el exterior y dispersándola.
Ordenadores, móviles, televisores, etc. también emiten radiaciones electromagnéticas que dificultan la concentración, de manera que intenta estar expuesto el mínimo tiempo posible a pantallas electrónicas, wifi y demás campos electromagnéticos que puedan interferir en el normal funcionamiento de tu sistema.
Patricio Moralo
Director de la escuela
Ashtanga Yoga Inbound
www.yogainbound.es
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