“Cuando nos sentimos frágiles”

La ansiedad es un sistema de alerta del organismo ante situaciones consideradas amenazantes. Está relacionado con su percepción y con la capacidad de dar respuestas adecuadas frente a ellas.  Dichas amenazas pueden ser reales (con una determinada probabilidad) o ficticias, y para enfrentarlas podemos usar todo tipo de estrategias: Huir, luchar, intentar dejar de sentir,  desarrollar habilidades o buscar elementos de protección.

Si bien un cierto nivel de ansiedad es algo positivo ya que te hace estar más alerta y despierto para reaccionar rápida y adecuadamente ante las situaciones de la vida, esto deja de ser tan positivo cuando se torna en un proceso crónico que nos va agotando y que provoca que estemos incómodos y nos sintamos mal.

Síntomas asociados a este estado serían la sensación de fragilidad, inquietud,  vulnerabilidad, desprotección, flojera, nerviosismo, inseguridad, estrés emocional, angustia, sensación de opresión en la región torácica o abdominal, temor indefinido, preocupación desbordante  con miedo a perder el control, taquicardia, sensación de ahogo, temblores en las extremidades, rigidez muscular, insomnio, dificultades para la comunicación, pensamientos negativos y obsesivos, etc.

La OMS establece que la prevalencia de los trastornos de ansiedad se sitúa en un 25% de la población adulta en occidente, esta cantidad se reduce a la tercera parte en oriente.

Falta de raíz

Un mecanismo que suele aparecer en los primeros estadios de un proceso de ansiedad es la sensación de falta de seguridad, de arraigo, de soporte, de contacto con la tierra. A nivel corporal se manifiesta por una desconexión del suelo a través de nuestras piernas. Falta unidad corporal.

En las artes marciales es una característica física muy potenciada, es el punto de apoyo en el que se sustenta el desarrollo de todas las habilidades, sin ella no hay adaptación adecuada al contrincante, o en general a las circunstancias de la vida.

Coraza

Si no sabemos esquivar los golpes de la vida no queda otro remedio que pararlo con nuestro pecho para defender nuestro centro emocional, nuestro corazón. Y lo hacemos creando una coraza muscular alrededor de él para protegerlo. Tiene como consecuencia que la respiración se hace más limitada y esto provoca que sintamos menos (dolor). Muy útil cuando nos llega un golpe imprevisto. Al estar más insensibles y menos alterados emocionalmente tenemos la sensación de más seguridad. Pero pagamos un peaje, hay un gasto de energía para mantenerlo activo, si se usa constantemente se terminará agotando dicha energía y provocará a la larga un efecto opuesto: una desprotección total, una extrema sensibilidad, en definitiva nos sentiremos muy vulnerables e inestables.

Debilidad

Si este estado se prolonga en el tiempo, se agudizan las sensaciones de flojera, de fragilidad, de incapacidad de enfrentar cualquier problema por pequeño que sea, aparece un nerviosismo y estrés provocado por el miedo a que cualquier mínima circunstancia te desborde. Es la antesala de la depresión.

Medicina tradicional china

Si usamos la visión de la MTC, basada en la observación del movimiento de la energía (Chi), nos dice que en un proceso de ansiedad influyen los siguientes meridianos:

Tierra (Bazo – Estómago), Fuego (Corazón y Protector del corazón), y Agua (Riñón – Vejiga).
Los meridianos de Tierra tienen mucho que ver con la falta de raíz e inseguridad.
Los de Fuego con la creación de la coraza.
Los de Agua con el estado energético general.

¿Qué hacer?

Potenciar la tierra

Satisfacer nuestras necesidades reales. Buscar un equilibrio entre lo que das y lo que recibes. Estar con personas que te acepten tal como eres. Enraizarnos, dejarnos sentir los pies y que el peso de nuestro cuerpo fluya a través de ellos, saltar, correr. Hacer cosas con nuestras manos. Estirar los meridianos de tierra que están en la zona anterior del cuerpo mediante por ejemplo la “postura del camello” de yoga. Dar y recibir masajes. Masajear el abdomen. Liberar la respiración.

Potenciar el fuego

Abrazar. Permitirnos expresar las emociones con el cuerpo y la voz. Bailar, cantar. Desarrollar actividades de coordinación complejas. Buscar el disfrute en lo que haces. Ser coherente con lo que se siente, se piensa, se habla y se actúa.

Potenciar el agua

Saber parar de hacer cosas (no hay tiempo para hacer todo), descartar lo superfluo. Descansar lo suficiente. Hacer espacios regulares para estar sólo, para reflexionar o meditar.
Tener claros nuestros objetivos y actuar en consecuencia según ellos.

Shiatsu

Con el masaje shiatsu tendremos criterios objetivos para enfocar donde están los desequilibrios al realizar un diagnóstico energético y una exploración en todo el  cuerpo. Este diagnóstico nos indicará lo más prioritario a trabajar al darnos señales claras de en qué fase se encuentra por ejemplo el proceso de ansiedad.

Sirve para estimular y fortalecer energéticamente de manera selectiva, y también para desactivar o relajar mecanismos defensivos que no son necesarios en ese momento. Este cambio de estado nos permite tomar conciencia de ellos y así podremos decidir usarlos en el momento más adecuado.

El masaje nos dará un soporte muy útil para empezar a volver a aprender a adaptarnos a las situaciones, reconectando todas las partes del cuerpo entre sí y creando una unidad. Al desactivar los bloqueos tenemos objetivamente más energía y vitalidad.

Meditaciones Activas Osho®

El desarrollo de las habilidades que necesitamos lo podemos realizar en nuestra actividad diaria, pero también lo podemos ir haciendo poco a poco en un espacio aparte hasta que terminamos de fortalecernos.

Las meditaciones activas nos ayudan a escenificar y tomar conciencia de determinados aspectos como son nuestra expresión vocal o corporal, la respiración, movimientos de coordinación, la escucha, la observación, el silencio. El saberse mover entre los extremos de la actividad y el descanso. Disuelven nuestras tensiones y potencian cualidades como la alerta, la presencia, la integridad, armonía, enraizamiento.

Meditar nos ayuda a discernir entre lo importante y lo accesorio, a saber ahorrar energía y donde enfocarnos. Todo este proceso hace que veamos con claridad nuestra realidad exterior e interior, descubriendo quienes somos realmente y obteniendo un sano equilibrio dinámico en nuestra vida.

José Antonio Espeso
Director de la escuela Shiatsu Masunaga
www.shiatsu-masunaga.es

La Escuela Shiatsu Masunaga además de ofrecer terapias, consultas individuales y clases regulares, también ofrece una Formación Profesional de Shiatsu consistente en 3 años para consolidar a un profesional. 

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