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La felicidad, una cuestión de gratitud
La gratitud es un camino directo a la felicidad. Agradecer y apreciar las pequeñas cosas nos hace más felices y nos permite crecer
Los estudios demuestran que las personas más felices tienden a expresar más gratitud y que las personas adultas más agradecidas experimentan mayor felicidad, esperanza, humor positivo.
Agradecer y apreciar las pequeñas cosas nos hace más felices
El agradecimiento, bien sea expresado de forma interna o hacia el exterior nos hace sentir bien, nos da energía y nos hace sonreír. Pero la gratitud va mucho más allá, ya que según investigaciones del ámbito de la psicología positiva, es una de las virtudes que ayuda a la persona a tener un crecimiento pleno.
Puede resultar curioso que se investigue sobre ello, pero así es!. En el campo de la psicología positiva han surgido investigaciones sobre los diversos componentes de bienestar y felicidad, entre ellos la gratitud.
En relación al bienestar psicológico
Los estudios demuestran que las personas más felices tienden a expresar más gratitud y que las personas adultas más agradecidas experimentan mayor felicidad, esperanza, humor positivo, optimismo, satisfacción con la vida, vitalidad, religiosidad y espiritualidad.
También experimentan menos depresión y envidia.
Además, la gratitud es una de las emociones que ayudan más a superar las adversidades, a ser más resiliente.
En relación al bienestar social
A lo largo del tiempo, estos actos van fortaleciendo las relaciones sociales al facilitar la tendencia a cooperar con los demás y a mantener un altruismo recíproco.
Las personas tenemos, como una de nuestras necesidades fundamentales, el deseo de crear sólidos vínculos sociales y asegurar relaciones fuertes en las que nos podamos apoyar y una de las formas seguras de sentirnos bien y mejorar las relaciones sociales es sentir y expresar gratitud.
Reconocer los actos de cuidado y preocupación que los demás hacen por nosotros puede reforzar las relaciones y ayudar a establecer otras nuevas.
Apreciar las pequeñas cosas es el antídoto contra la adaptación hedónica
Si reflexionas sobre ti o personas que conoces, observarás que a veces no nos paramos a pensar en todo lo que tenemos, en lo bueno que nos rodea, en las personas que se preocupan por nosotros.
La respuesta está en el fenómeno conocido como adaptación hedónica, y es tan sencillo, como que nos cuesta muy poco adaptarnos a lo bueno.
Esta adaptación hedónica hace que una vez alcanzado un bien deseado nos acostumbremos en poco tiempo a él y sin darnos cuenta, dejamos de mostrar interés, de prestarle atención, dejamos de apreciarlo y de darle el valor que antes le habíamos dado.
¿Qué podemos hacer para no pagar el precio de la adaptación hedónica?
Lo que hace nuestra vida extraordinaria son las cosas ordinarias, si las apreciamos.
Al apreciar las cosas buenas las dotamos de más valor, las hacemos extraordinarias. Apreciar las actividades del día a día nos hace más felices. La gratitud es la medida en que nos sentimos vivos, pues es un indicativo de lo que vivimos de forma consciente e influye en nuestro crecimiento.
Podemos cultivar la gratitud, por ejemplo, incorporando a nuestra rutina diaria una sencilla y breve práctica.
Se trata de pensar al final de cada día en tres cosas por las que te sientes más agradecido.
Darte cuenta de las cosas buenas que ocurren, agradecerlo de forma regular te hará más feliz y satisfecho con la vida.