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El diafragma emocional. ¿Cómo respiras?
Es importante conocer el estado de tu diafragma para tener una respiración adecuada.
Los árboles y los humanos compartimos una misma consciencia captada por la verticalidad de nuestro ser.
Los pigmeos baka de Camerún dicen que los humanos somos árboles que caminan. Desde el cielo nos enraizamos a la tierra y enraizados en ésta nos elevamos hacia el cielo.
La respiración en su movimiento capta la energía celestial en la inspiración y la enraíza en la tierra. Y la tierra es elevada al cielo en la exhalación.
El diafragma distribuye la energía a través del cuerpo, de tal manera que ayuda a equilibrarlo. Es una de las puertas que une nuestro cielo y nuestra tierra. Abre o cierra nuestro canal energético consciente.
El miedo, la ansiedad, los estados de alerta inmovilizan el diafragma
Son remarcables los cambios emocionales y diafragmáticos que se producen en el momento de proyectarnos al exterior a través de la expresión de nuestras ideas o emociones.
Mientras estamos con nosotros mismos leyendo, pensando, descansando, mirando un paisaje, normalmente la respiración es diafragmática.
Pero cuando nuestra atención se centra en las relaciones, en nuestra posición en el mundo, el movimiento del diafragma se puede verse alterado, entrando en un estado de alerta, de supervivencia, de autoprotección, sobre todo en un momento emocional intenso.
La respiración se convierte en “respiración de susto” -inspiración vertical tensando la musculatura del cuello, hombros y espalda-, el cuerpo se cierra para protegerse evitando la entrada de energía peligrosa.
Normalmente este tipo de inspiración, sin soporte en la tierra, conlleva una exhalación apretando los pulmones con el esternón.
Es una exhalación que nos exprime y lleva a estados emocionales de auto-exigencia, de no perdón a nosotros mismos. Esta “respiración clavicular” hace que las frases de voz sean cortas, ahogadas o también con pérdida de aire. El cuerpo se aprieta, se tensa, se cierra cuando se expresa.
La respiración nos esculpe desde dentro
Los antiguos médicos chinos, refiriéndose a la respiración, decían que las personas que respiran desde las clavículas son personas enfermas, las que respiran en el pecho son personas con la conciencia dispersa, las que respiran en el hara o bajo vientre son personas conscientes y las que respiran desde los pies son personas en el camino de la maestría.
Hay cuatro diafragmas energéticos: en la base del cerebro, en la laringe, el diafragma y el suelo pélvico. Todos ellos se mueven sutilmente al unísono en el movimiento energético de la respiración.
Este movimiento es el que reparte la energía por todo el cuerpo. Si la energía se centra en las clavículas o en el pecho habrá un exceso de ella en estas zonas, por consiguiente habrá menos energía en la zona de cadera, rodillas y pies. Esto irá ligado a desarreglos en intestinos, estómago y demás órganos. También a tensiones en cervicales y espalda. Hay ejercicios específicos para llevar la energía a los pies y enraizarla. Cuanto más enraizados estamos más fluida y libre está la energía hacia el cielo.
El diafragma cantante
En el movimiento respiratorio, la inspiración nos expande llenándonos de energía exterior y en la exhalación nos relajamos entregando nuestra energía al mundo. Estos dos movimientos están relacionados con el dar en la exhalación y el recibir en la inspiración. En la inspiración el acto es de coger lo que nos corresponde, a veces se inspira poca cantidad de aire pues la persona cree que no lo merece. En la exhalación el acto es de entregar y compartir lo nuestro, este movimiento puede ser apretado, con auto exigencia y juicios si la inspiración no ha sido suficientemente amplia.
Hay espacios corporales interiores donde habitan las memorias de experiencias oscuras o desagradables, estos espacios se alimentan de una respiración no equilibrada, menguante, son espacios corporales que uno mismo no quiere aceptar, ver o reconocer.
Al oxigenarlos y hacerlos vibrar con nuestra voz los reconocemos y nos adentramos en ellos. Con la vibración del canto las memorias se abren de manera no traumática, pudiéndolas reconocer y aceptar. También con los diferentes tonos que utilizas en la canción ayudas a retornar a la memoria primigenia, la emoción no aceptada.
La palabra persona significa “para resonar” lo cual nos recuerda el hecho esencial de que el humano es un instrumento musical de comunicación, de integración del interior con el exterior, de nuestra esencia con la esencia de los demás.
Cada parte del cuerpo tiene su sonido, su tono que lo armoniza e integra.
El canto con su movimiento energético de la respiración y su sonido nos sana y armoniza. Es nuestra herramienta profunda de autoconocimiento, nos lleva a integrarnos con el todo esencial.
Más información sobre «respiración» en este artículo.
Observa tu respiración, ¿Cómo es?
Ejercicio práctico:
Una de las maneras más sencillas para conectar y observar nuestra respiración es tumbado en el suelo, en la cama o en una esterilla. En esta posición el cuerpo no ejerce ningún esfuerzo y relajarlo es más sencillo.
Nos concentramos en la inspiración y exhalación llevándolas a un movimiento cada vez más lento, alargando tanto la inspiración como la exhalación.
En la inspiración notaremos como la musculatura del abdomen se dilata y expande, las costillas se abren para crear espacio para rellenar con el aire.
Es interesante hacerlo muy lentamente para tener el tiempo suficiente de llevar nuestra atención a las diferentes partes del cuerpo y notaremos como la presión del diafragma llega hasta el suelo pélvico y energéticamente hasta los pies.
Es especialmente importante la exhalación, el movimiento de entrega al exterior. En este movimiento, la musculatura que se ha expandido durante la inspiración vuelve a su posición de relajamiento, siendo perceptible el aumento paulatino del apoyo en el suelo.
Alargar la exhalación es importante a nivel energético, pues se crean estados de hipoxia, de no oxigenación del cuerpo, que abren estados de conciencia más concentrados en uno mismo.
Añade la voz a estas exhalaciones largas, notarás que has de emplear un poco más de energía, de aire para cantar, pero intenta cantar con el mínimo esfuerzo muscular. Cuanto menos fuerza más profundidad en tu esencia, menos es más.
La respiración profunda y relajada, especialmente en los estados emocionales intensos, nos ayuda a tener más perspectiva de la situación y nos relaja. El cuerpo, la conciencia, enraizada a través del diafragma nos mantiene abiertos energéticamente ante el problema. Podemos estar, el enraizamiento es suficiente protección.
Víctor Turull
Terapeuta Vocal y
Formador del método Biovoz
www.victorturull.org