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La meditación es más una experiencia que algo que hacer, más un proceso que un logro a conseguir, más un viaje interior que un destino. Meditar es estar presente.

La gente en occidente aprende a meditar por varias razones. Para muchos, es el deseo de alcanzar la paz interior, para otros es parte de su búsqueda de la verdad y auto-comprenderse, y para algunos, es la esperanza de descubrir el camino directo a la felicidad.
Meditar puede satisfacer todos estos anhelos y más aún.
Toda meditación se estructura en tres partes básicas:

La respiración es muy importante, tanto, que en la meditación zen se sustituye el mantra (palabra con un significado simbólico que se repite continuamente) por el centrarse en la respiración.
Y finalmente la actitud mental, tal vez la parte más difícil de las tres, ya que los pensamientos nos acechan, impidiendo estar en silencio interior. Para todo ello, y desde hace miles de años, se han inventado y perfeccionado diversas técnicas de meditación.
Estas técnicas nos llevan a lo que realmente perseguimos: el estado meditativo. Este estado nos aporta serenidad, seguridad, atención plena y muchísimas vivencias, algunas compartidas por muchos practicantes de meditación, y otras experiencias serán únicas, porque la vivencia es absolutamente personal e intransferible.
La meditación idealNo es realmente una técnica para ser aplicada en ciertos momentos del día, es una actitud, es la vida misma; viviendo el presente en cada momento del día, nuestra vida se convierte en una contemplación.
Lo habitual, es estar todo el tiempo soñando despiertos, perdidos en nuestros pensamientos y fabricando historias mentales. Meditar es lo opuesto a todo esto.
Hay que pensar cuando lo precisamos, y no que los pensamientos nos piensen a nosotros, perdiéndonos en el pasado, o haciendo elucubraciones mentales respecto al futuro.
La meditación cotidiana consiste en estar presente todo el día, con una atención plena en todos nuestros actos. Esto nos libera del estrés y nos conduce a un estado de paz interior y felicidad.

El ideal, como decíamos, es conseguir finalmente llevar ese estado meditativo a nuestra vida cotidiana.

Llic.i Doctorand en Filosofia
(Universitat de Barcelona)
Col·legiat número 36312
www.agustiguisasola.com
¿Te interesa la meditación? Puedes leer más sobre esto en nuestra página «Yoga«
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