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En general, aunque cueste de admitirlo, a veces nos preocupamos más por lo que se ve de nuestros pies, pero les prestamos atención cuando nos duelen.
Tenemos que recordar que los pies son nuestro apoyo «único» nuestros neumáticos, donde el cuerpo se apoya y dirige.
Si retrocedemos hace unos 5000 años, podemos observar que en Egipto, Persia, la India y en el Oriente Lejano, le concedieron un culto especial a los pies, donde estaban siempre atendidos mediante masajes con esencias florales y limpios igual que hacemos con las manos, de esta forma el cuerpo y el alma estaban en completo equilibrio (acto que en algunos países todavía se practica).
Las plantas de los pies son dinámicas 100%
Quiere decir que están sometidas a presiones, compresiones, temperaturas variables y constantes, provocando que determinados puntos reflejos del pie, puedan recibir diferentes estímulos.
Inflamaciones del pie o tobillo, callos óseos, mal apoyo del pie o algo tan simple como llevar calzado muy apretado o con tacón muy alto, nos pueden provocar posibles alteraciones o disfunciones orgánicas a largo plazo.
La etimología de la reflexología podal es la utilización terapéutica de los reflejos condicionados existentes en nuestra estructura, es decir, al aplicar cierta presión en diferentes puntos de los pies se crea un estímulo nervioso, provocando así una respuesta.
De esta forma nuestro organismo va compensando ese equilibrio interno para conseguir una cierta “armonía” en los 3 parámetros vitales de nuestro cuerpo: mecánico, metabólico y emocional.
La reflexología podal consigue efectos brillantes en estados patológicos tanto agudos como crónicos, dependiendo el número de visitas y su regulación por parte del terapeuta.
También obtiene buenos resultados en el campo preventivo.
Considera al cuerpo humano como un gran conjunto de informaciones sujetas a una estructura física. Estas informaciones pueden ser alteradas para provocar una respuesta determinada.
La manera de provocar estos estímulos variará según la técnica adoptada y será transferida al resto del sistema por diferentes canales de recibo o entrada.
La reflexología podal es una técnica de estimulación profunda que provoca estimulación en el canal energético.
El estímulo que creamos con la presión será proporcional a la respuesta que queremos adquirir, así un estímulo fuerte producirá una respuesta de inhibición del dolor, mientras que un estímulo menor lo removerá y un estímulo sutil lo equilibrará.
Los recursos de respuesta siempre dependerán de cada persona, de allí la habilidad del terapeuta para conseguir un tratamiento de reflexología agradable y soportable, y no al contrario.
De hecho cualquier alteración de nuestro organismo puede ser tratada con esta técnica. Pero se desaconseja continuar un tratamiento cuando surjan por ejemplo: mareos, inicio de vómitos o nerviosismo.
Existe un % pequeño de personas que tienen cero respuesta a la Reflexología.
Como toda técnica, no es absoluta ni pura, con ello quiero decir que no debemos creer que solamente la reflexología podal puede mejorar o regular cualquier alteración, por ejemplo: sí que podemos mejorar y regular un estreñimiento crónico o agudo, pero deberá de mejorar también su hidratación y dieta.
Si existe una dorsalgia repetitiva, es posible mejorarla y mitigar el dolor pero habrá que mejorar las malas posturas y hacer algo de ejercicio para mejorar su dinámica, etc.
Existen alteraciones que nos pueden delatar datos o futuros síntomas, por ejemplo:
Y existen muchas más, así como ciertos callos o alteraciones óseas en diferentes zonas no comunes del pie.
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