Mejorar la relación con uno mismo es primordial, básico. Saber y ser conscientes de lo que nos decimos a nosotros mismos es la clave de nuestro bienestar emocional.

A menudo somos nuestros peores jueces, y es precisamente nuestro crítico interior el que no para de juzgarnos, compararnos y de revivir constantemente aquello que nos genera infelicidad.

¿Te has parado a pensar cómo te tratas a ti mismo? ¿Te sientes mal ante un fracaso? ¿Piensas que no te has esforzado bastante y te sientes culpable? ¿Cuando alguien te critica o te hace algún comentario negativo sobre tu aspecto o forma de ser te pones a la defensiva?

Conocer el diálogo interior es el primer paso hacia la autoestima, y la terapia de las tres sillas es un poderoso recurso, para desenmascarar al crítico interior y convertirnos en nuestro mejor amig@.

¿Cuándo recurrir a la terapia de las tres sillas?

Muchas veces nos sentimos insatisfechos, ansiosos, irritables y no sabemos exactamente qué es lo que nos sucede.

No somos conscientes de que hay una vocecita, en nuestro interior, que nos dice constantemente en qué nos estamos equivocando, aquello que debemos hacer, que no estamos consiguiendo lo que deseamos, que tropezamos una y otra vez con la misma piedra, que las vivencias del pasado se repiten.

Es nuestro crítico interior que no cesa de juzgarnos, de compararnos y de hacernos revivir aquello que nos hace infelices. Es precisamente este diálogo interior, que se produce a nivel inconsciente, nuestra principal fuente de malestar y de sufrimiento.

Porque todo lo que pensamos y nos decimos genera en nosotros un conjunto de emociones negativas que a su vez alimentan los pensamientos negativos, entrando en un círculo vicioso del que no sabemos cómo salir.

Quién es el crítico interior

Es el conjunto de creencias que tenemos acerca de nosotros mismos y que determina nuestra manera de pensar, actuar y relacionarnos.

Así, si pensamos que somos tímidos y que no sabemos hablar en público, lo más probable es que en una reunión nos pongamos nerviosos, nos bloqueemos y no demos nuestra opinión a pesar de que ésta pueda ser muy válida y seamos unos expertos en el tema.

Si las creencias que tenemos acerca de nosotros mismos son limitadoras y negativas, pueden llegar a sabotearnos en nuestras vidas.

Una persona que piense que no se merece ser feliz, tener una pareja estable o triunfar en su profesión de manera inconsciente provocará su infelicidad, que la pareja se rompa o que le despidan del trabajo.

Estas creencias tienen su origen en la infancia ya que nuestra autoestima (lo que pensamos acerca de nosotros) se construye a través de lo que nos dicen nuestros padres y demás personas importantes en nuestra vida.

Tuve una paciente

…que se sentía asfixiada en sus relaciones, tanto en la de pareja como en las de amistad, porque siempre hacía lo que los demás le pedían, aunque ella no quisiera.

Su principal fuente de malestar era que no respetaba sus propias necesidades, pues siempre anteponía la de los demás.

Con la terapia de las tres sillas, fue consciente de que si intentaba decir que “No”, su padre crítico le recriminaba diciéndole que no tenía en cuenta a los demás y que era una egoísta.

A lo largo de las sesiones, descubrió que su crítico interior respondía a la voz de su madre que le había inculcado de niña que tenía que ser buena, sumisa, obediente, que siempre tenía que satisfacer a los demás porque así sería querida y valorada.

Ese mensaje repetido a lo largo de tantos años se había incorporado a su pensamiento, volviéndose automático e inconsciente.

Por tanto, había como una fuerza superior que la hacía actuar de manera sumisa, aunque dicha conducta condicionada le hiciera sentirse insatisfecha como persona adulta.

Arrojar luz a ese patrón de conducta, y hacerse consciente del pensamiento que lo sostenía, le permitió cuestionarlo, y decidir actuar de una manera más conveniente y satisfactoria, lo que la llevó a liberarse de un condicionamiento de la infancia.

Cómo se hace la terapia de las tres sillas

Empezamos por sentar a la persona en la silla del niñ@ interior preguntándole cómo se siente y qué necesita.

El niñ@ interior registra todas nuestras emociones, sentimientos, deseos, necesidades y también los recuerdos vivenciales de nuestra infancia, cómo nos sentimos cuando éramos verdaderamente niños, por lo tanto, permite que la persona sea consciente de cómo se sintió tratada.

Por ejemplo si la persona en la silla del niño interior nos dice que está triste, agobiada, que se siente una inútil, le pedimos que se siente en la silla del crítico interior, preguntándole qué mensajes se está dando para sentirse así.

Puede comentar: “Es que soy una estúpida, nunca hago nada bien, no me extraña que mi pareja se enfade conmigo porque siempre estoy muy cansada y eso me hace estar irritable, pero es que tengo tantas cosas que hacer…”

Cambiando de silla, vamos descubriendo el diálogo interno y cómo éste afecta emocionalmente a la persona.

Llega un punto en que se invita a la persona a sentarse en la tercera silla, la del adulto o conciencia-testigo y le pedimos que nos diga, como observador imparcial de lo ocurrido, qué piensa acerca de la conversación mantenida entre el niño interior y el crítico interior.

La mayor parte de las veces la primera reacción es de sorpresa: “¿Así me trato?, cómo puedo ser tan cruel conmigo? No me extraña que me sienta tan mal”.

Esta toma de conciencia, este darse cuenta de lo que me estoy contando cada día sobre mi misma y cómo afecta a mi equilibrio emocional es el primer paso hacia el cambio y la plenitud personal.

Hazte amiga de ti misma. Piensa que tú eres la persona con la que vas a convivir el resto de tu vida.

 

Begoña Serra
Psicoterapeuta Transpersonal Integrativa
639 77 84 62
www.begonyaserra.com

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