El liderazgo interior tiene como cualidades la capacidad de la persona para motivar, inspirar y guiar a los demás.  Puede sonar fácil, pero el primer paso es saberse liderar a uno mismo.

Vivimos sin duda tiempos de gran inestabilidad, cambios, incertidumbres.

Los avances tecnológicos y las realidades globales conforman una realidad que está transformando incluso nuestra manera de relacionarnos.

En este contexto, necesitamos fortalecer nuestras capacidades internas para tratar con todos los retos que se nos presentan y ofrecer respuestas constructivas y efectivas.

Es ahí donde conviene reflexionar sobre el concepto de liderazgo interior. En general, la idea de liderazgo se asocia con la capacidad de la persona para motivar, inspirar y guiar a los demás hacia algún objetivo u propósito. El concepto convencional de liderazgo está conectado con el impacto y la influencia sobre los demás.

Ser auto-lider

Sin embargo, antes de liderar a nadie, ¿cuánto soy capaz de liderarme a mí mismo? ¿Cuánto soy capaz de avanzar con discernimiento y foco a través de los agitados oleajes de la vida?

En realidad, no puede haber verdadero liderazgo si no empezamos por conocernos mejor y sabemos dirigir a nosotros mismos.

Por supuesto una de las primeras cosas que debemos hacer es «liberarse del Ego«, como cuento en dicho artículo.

Como dijo Thomas J. Watson, presidente de IBM: “No hay nada que pruebe mejor la capacidad de dirigir que aquello que el líder hace día a día para dirigirse a sí mismo”.

Aspectos importantes para fortalecer nuestro auto-liderazgo

En primer lugar tenemos que descubrir con qué paradigma funcionamos en la vida. Existen, básicamente, dos paradigmas en los que nos ubicamos todos los seres humanos:

1. Identificarnos con nuestro rol y nuestras circunstancias. De acuerdo a lo que sucede a nuestro alrededor, así nos sentimos y así es nuestra reacción.
2. Elegir conscientemente cómo nos queremos sentir hoy. Generamos los sentimientos y estado de conciencia que necesitamos para tratar con las situaciones y a partir de ahí entramos en el juego de la vida.

Por supuesto, liderar nuestra vida desde el interior implica basarnos en el segundo tipo de paradigma y para ello necesitaremos también clarificar tres aspectos clave:

1. Nuestro sentido de identidad.
2. Nuestro sentido de propósito.
3. Nuestro sentido de dirección.

Conectar con nuestra identidad verdadera es esencial en el desarrollo del liderazgo interior.

¿Quién soy realmente?

Esta pregunta es clave para fortalecer la estabilidad y la calma.

Para muchas personas, la identidad se define a través de los diferentes roles que interpretan en su vida, en el trabajo, en la familia… Sin embargo, para comprender quién somos realmente lo que de verdad necesitamos es conectar con el ser que está detrás de todos eses roles, el verdadero ser espiritual.

El Doctor holandés Pim Van Lommel hizo interesantes trabajos sobre las experiencias cercanas a la muerte con pacientes que tuvieron profundas experiencias mientras su cuerpo era considerado clínicamente muerto durante una operación (pero se recuperaron).

En sus estudios concluyó que el ser espiritual tiene una vida independiente al cuerpo y es capaz de observar y pensar independientemente del cuerpo.

Su conclusión fue que el cuerpo es manejado y dirigido por el ser espiritual.

Éste es un cambio fundamental de perspectiva, no soy la persona física que interpreta diferentes roles sino la consciencia, el ser espiritual o el alma que maneja y opera a través de este cuerpo físico.

Conectar con nuestra identidad verdadera y experimentar las cualidades intrínsecas del ser espiritual es algo que podemos conseguir con la meditación, desconectando temporalmente de los roles limitados y permitiendo que nuestra mente suelte todos los asuntos externos.

Ahí empezaremos a sentir la verdadera paz y armonía que brota de manera natural de nuestro ser interior.

Saber quién soy

Conocer mis cualidades, recursos y fortalezas es un paso importante, pero no el único.

Necesito saber también qué es lo que me mueve y me inspira a avanzar. Qué es lo que le da fuerza a lo que hago. Necesito un sentido de propósito.

Por ejemplo, una farola ha sido diseñada con un propósito muy claro, iluminar el camino por la noche. Toda su estructura se ha pensado para satisfacer su propósito.

Cuando reducimos la velocidad y empezamos a escuchar nuestra voz interior, nos alineamos con nuestro propósito y nos volvemos activos a fin de satisfacerlo y cumplirlo.

Añadimos poder y motivación a todo lo que hacemos. Descubrimos qué es lo que da sentido a lo que hacemos. Y también nos damos cuenta de que si lo que hacemos está en contradicción con nuestro propósito, es hora de dejar de hacerlo y cambiar.

Nuestras elecciones

Por último, el sentido de dirección nos dice cuáles son los pasos que tenemos que dar a continuación, hacia dónde nos tenemos que dirigir de una forma práctica.

Dicho de otra manera, qué elecciones tenemos que hacer en las diferentes áreas de mi vida (el trabajo, la familia, las finanzas, las amistades…) para vivir de acuerdo con mi propósito.

Una vez estas tres áreas están claras y definidas para nosotros (identidad, propósito y dirección), podemos afirmar sin duda que somos personas que están recorriendo su camino único y singular, líderes de su propia vida.

El liderazgo interior nos otorga profunda satisfacción y sentimiento de autoestima en nuestras vidas y también es una fuente de inspiración para los demás.

Guillermo Simó
Formador en habilidades directivas y coach ejecutivo
Coordinador de Brahma Kumaris en Las Palmas
www.brahmakumaris.org