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La muerte: una perspectiva espiritual
En la cultura occidental la muerte ha sido siempre un tema controvertido, que suscita profundos temores y que se asocia con la pérdida y el dolor. En este artículo queremos darte una perspectiva espiritual, que tal vez te resulte de ayuda.
Tema tabú
En términos generales, no es exagerado decir que es un tema tabú en nuestra sociedad occidental.
A la vez, la muerte es un acontecimiento del que nadie puede escapar, todos tendremos que afrontarla en algún momento del futuro, así que…
¿No sería conveniente aprender a prepararnos para ese momento?
Hay varios planteamientos, por un lado cómo nos preparamos para la muerte desde un punto de vista personal y también cómo vivimos la muerte de las personas queridas y cercanas que tanto significan para nosotros en la vida.
La experiencia que tengamos de este fenómeno, tan natural como la vida misma, depende por completo de nuestro esquema mental, de nuestra perspectiva y de las creencias que albergamos en nuestro interior.
Es interesante analizar los dos enfoques más claros que existen acerca de la muerte. Por un lado, la perspectiva materialista y por otro, la perspectiva espiritual.
El enfoque materialista
Se basa en la creencia, alimentada por un gran sector de la comunidad científica, de que el universo es puramente material, lo único real es la materia.
El ser humano es un cuerpo físico cuyo cerebro, a lo largo del proceso evolutivo de millones de años, ha desarrollado consciencia de sí mismo. Es decir, la consciencia es una creación de los procesos neuronales del cerebro.
Lo único que existe es el mundo material y por tanto, la muerte significa el final de la existencia del ser humano, no hay antes ni hay después.
Muchas personas viven aceptando esta perspectiva, considerando el más allá como una creencia esperanzadora que ha sido creada en base a la necesidad de una explicación trascendental de la vida. La necesidad de creer en vida más allá de la muerte.
La otra perspectiva, la espiritual
Aunque con diferentes variantes, según las creencias, es la espiritual.
Desde este enfoque el ser humano es una combinación de dos energías interconectadas pero completamente diferentes: la energía física material que constituye el cuerpo físico y la energía espiritual que corresponde a la consciencia.
El objetivo de este artículo es explorar esta segunda perspectiva y ofrecer ideas prácticas para utilizarlas en nuestras vidas, disfrutando de todos los beneficios que nos aporta.
La perspectiva espiritual de la muerte viene apoyada por los recientes descubrimientos del ámbito científico que apuntan al hecho de que la consciencia no es un mero subproducto de la actividad cerebral sino que la consciencia tiene existencia propia e independiente de la creación y destrucción del soporte físico material que es el cuerpo.
Consciencia con Ciencia
El autor de “Consciencia más allá de la vida. La ciencia de la experiencia cercana a la muerte”, el Doctor Pim van Lommel, lleva más de doce años estudiando las experiencias cercanas a la muerte.
Sus estudios recogen las evidencias de cientos de pacientes que fueron diagnosticados como clínicamente muertos y que volvieron a revivir y narraron su experiencia. Ofrecen abundantes pruebas científicas de que las “experiencias cercanas a la muerte” son un fenómeno que no puede atribuirse a la imaginación, la psicosis o la falta de oxígeno.
Los hechos evidencian que la consciencia sigue existiendo a pesar de la ausencia de toda función cerebral.
Otro autor, el neurocirujano Eban Alexander, ha descrito su propia experiencia cercana a la muerte afirmando que la consciencia es independiente del cerebro y que la muerte es solo una ilusión, puesto que la consciencia realmente no muere, es sólo el cerebro y el cuerpo físico que dejan de funcionar.
Aportamos estos ejemplos como pequeña muestra de que la perspectiva espiritual está, en la actualidad, cada vez más avalada por la ciencia y por tanto deja de ser algo asociado exclusivamente a creencias religiosas o culturales.
Prepararse para la muerte con Raja Yoga
Una pregunta que puede surgir de forma natural es: ¿cómo nos preparamos entonces para la muerte? ¿Cómo podemos aprender a aceptar la muerte como algo natural y libre de los miedos a los que va asociada?
Una respuesta posible es aprender a fortalecer la experiencia de nuestra consciencia o ser espiritual, como prefiramos denominarlo, a través de la práctica de la meditación.
La milenaria Meditación Raja Yoga se basa por completo en la perspectiva espiritual: somos seres espirituales, seres conscientes de luz y ocupamos cuerpos físicos que nos sirven de vehículo de expresión en el mundo material.
La naturaleza del ser espiritual es eterna e indestructible mientras que la naturaleza del cuerpo físico es, como podemos observar, temporal y perecedera.
El alma o ser espiritual, que son sólo otros nombres con los que se denomina a la consciencia, posee una naturaleza intrínseca de paz, de amor, de sabiduría y de felicidad.
La Meditación Raja Yoga ofrece un método para, entre otros objetivos, experimentar la naturaleza inmaterial y eterna del alma. Esto significa conectar con esas cualidades tan esenciales para nuestra vida como son la paz, el amor y la dicha.
Mediante una práctica regular y consistente, el meditador aprende a observar el mundo desde la conciencia del ser eterno, práctica que se denomina “conciencia del alma”.
En relación a la muerte, cuanto más profunda se vuelve nuestra experiencia de la conciencia del alma, más se desarrolla una experiencia muy clara y serena de que la muerte es tan sólo el proceso de abandonar el envoltorio físico y viajar hacia una nueva etapa en nuestro viaje espiritual.
Absorber esta perspectiva en nuestra conciencia significa liberarse definitivamente del miedo y la angustia a morir. Morir es solo “soltar el cuerpo”.
Del mismo modo, la experiencia de la muerte de familiares y amigos cambia profundamente cuando entendemos que son seres de luz, seres conscientes, que han abandonado su vehículo temporal pero siguen existiendo y prosiguen su viaje.
Nuestro llanto y sufrimiento sólo va a ser un obstáculo para su viaje, así que aprendamos la lección de que lo mejor que podemos hacer es seguir compartiendo con ellos nuestros sentimientos de paz, de amor y gratitud, experimentando intuitivamente que, de alguna manera, siguen ahí con nosotros.
Es bastante obvio que la perspectiva espiritual de la muerte eleva nuestra consciencia y nos permite vivir una vida más plena y libre de temores innecesarios.
La muerte es tan natural como el nacimiento y pasa a ser un hecho que aceptamos desde lo profundo de nuestro ser.
Prepararse para la muerte significa también vivir una vida llena de sentido, de propósito y de significado y cuidar la calidad de nuestros pensamientos, palabras y acciones.
Nos interesa que cuando llegue el momento de partir, no sintamos ninguna experiencia de remordimiento ni pesar, por asuntos no resueltos o acciones que hayan causado sufrimiento a otros. En otras palabras, que llegue nuestro momento de partir con una conciencia limpia y serena. Y eso es trabajo para cada día de nuestra vida.
Una práctica que nos puede ayudar en la preparación para morir
Es revisar cada día nuestro estado de conciencia antes de ir a dormir, si el sueño significara nuestra muerte, hacernos la pregunta: ¿cuán tranquila está mi conciencia hoy al acabar el día? ¿Cuánto siento que he hecho un uso digno y valioso de mis pensamientos, palabras y acciones?
Esta práctica nos permite evaluar y revisar la calidad de nuestra vida, que tiene relación directa con nuestros momentos finales de transición, el proceso comúnmente denominado la muerte.
Guillermo Simó
Formador en habilidades directivas y coach ejecutivo
Coordinador de Brahma Kumaris en Las Palmas
www.brahmakumaris.es
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