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Humildad: un signo de fortaleza
Humildad significa estar dispuesto a aprender, significa estar dispuesto a cambiar. La humildad sólo es posible cuando tenemos dignidad, y ésta nace del conocimiento de nosotros mismos, convirtiéndose en una fortaleza.
No somos todo, pero tampoco somos nada. Es la humildad la que nos da este entendimiento, y nos mantiene en equilibrio.
Si no estamos apegados a nuestras cualidades ni a nuestras debilidades, podemos manejarnos de forma precisa con ambas.
Si las cultivamos con amor, nuestras cualidades positivas aumentarán y servirán a otros; y nuestras debilidades disminuirán, mediante la atención y la sinceridad.
La humildad es nuestra mayor protección
Evita que caigamos en el abismo de la arrogancia y la auto-complacencia. Nos ayuda a mantenernos alerta a todas las posibilidades: tanto a la de ser engañados y provocar un desastre, como a la de producir los milagros más sorprendentes.
Es el fruto del respeto por nosotros mismos; así pues, una persona humilde no teme ser vulnerable, ni se asusta ante las pérdidas. Es la que da nacimiento a la certeza, sin recurrir al dogma.
Lo que necesitamos se encuentra siempre en nuestro interior, y nada ni nadie podrá despojarnos de estos recursos internos. La humildad brota de la seguridad interna, y nos prepara para comunicarnos, para cooperar y para experimentar con pensamientos e ideas nuevas.
No hay que confudirlo con baja auto-estima
La expresión más poderosa de la verdad es la humildad. La verdadera humildad nunca debe confundirse con una baja autoestima. Así como no hemos de intentar controlar a los demás, tampoco nos dejaremos controlar. Así como no debemos forzar a nadie, tampoco nos dejaremos forzar.
Estas no son palabras de arrogancia, son palabras de auto-respeto.
La humildad nos hace sencillos y verdaderos. Es la base para mantener el auto-respeto. Nos permite ver el beneficio en todo, incluso en los insultos de los demás.
Significa entender el ser, y a través de eso, entender también a los demás. Es pensar en un viejo amigo de quien has aprendido mucho, alguien que te ha enseñado mucho. El que tiene humildad está lleno de amor y respeto. Para poder dar hay que estar lleno, ese dar está libre de motivaciones egoístas.
Nos hace empáticos
Ser humilde hace el corazón abierto y generoso. No hay el deseo de recibir de los demás. Es la que hace fácil tener relaciones de amor y respeto con todos. Cuando hay humildad podemos comprender el corazón de los demás, aceptamos lo que los demás nos digan (si hoy aceptamos lo que nos dicen, mañana aceptarán lo que tengamos que decir).
Una persona humilde nunca se enfada y su naturaleza es flexible, sencilla. La ira es consecuencia del ego. La humildad es el antídoto para el ego.
¿Cómo cultivar la humildad?
- Has de entenderte a ti mismo, profunda y claramente.
- Siempre piensa de ti que eres como un estudiante, que continuamente está aprendiendo.
- Nunca pienses que lo has encontrado todo, lo has hecho todo y lo conoces todo.
- Nunca mantengas ideas o sentimientos negativos acerca de los demás.
- Mantén tu corazón abierto y limpio, porque la humildad necesita un buen hogar para crecer.
- Mediante la meditación, sé más consciente de tu ser verdadero, y estarás más libre del ego y fortalecerás la humildad.
Guillermo Simó
Miembro del equipo de coordinación
de la Asociación Brahma Kumaris
www.brahmakumaris.es
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