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Doulas, dulce y callada presencia durante la maternidad
Conocimos a la «Associació de Mares Doules» en la Feria de Biocultura de Barcelona, y nos encantó el trabajo de las Doulas, su forma de vivir la maternidad y el servicio que dan a la mujer durante el embarazo, parto y post-parto. Ésto es lo que nos contaron.
Qué es una Doula
Una Doula es una mujer experimentada, madre o no, formada para acompañar a la madre, que lo solicite, en todo el proceso de la maternidad.
Una Doula discretamente acompaña a la mujer que lo solicita, no juzga, no aconseja, no valora. Calladamente atiende, escucha, está presente. Su responsabilidad está en lograr, en la medida de lo posible, que la madre llegue a tener una vivencia plena de su parto y post-parto, con las mínimas interrupciones.
Como ayuda la Doula
Objetivamente, la presencia de una Doula en el parto puede mejorar mucho las circunstancias de éste, el hecho de que una madre enfrente su parto de la mano de una Doula, en la que deposita su confianza emocional, sentirse acompañada, le da una seguridad que facilita mucho las cosas.
La madre recuerda del parto gestos que a los observadores nos han pasado inadvertidos, palabras que se dijeron sin reflexión previa, luces prendidas que no notamos.
Observando desde fuera a la mujer, en trabajo de parto, la vemos voluptuosamente entregada al proceso, sin utilizar palabras, metida de lleno en un mundo de sonidos guturales, de expresiones volátiles y movimientos acompasados.
Parece vivir una experiencia lejana, casi mística, ella sabe, desde su sabiduría interna, como es su experiencia, como su cuerpo se va abriendo lentamente, su mente se calma y su espíritu cede espacio al bebé, para poder acogerlo con inmediatez.
Los que estamos presentes percibimos que no se da cuenta de nada, que no nota nuestra presencia, que no se entera de nuestras conversaciones ni de lo que ocurre a su alrededor, pero la mujer en proceso de parto, está en todo y dimensiona su capacidad de percepción, acorde con la apertura de su cuerpo, a medida que va avanzando en el trabajo de parto, su capacidad de percepción va creciendo abarcándolo todo.
Esta misma percepción es selectiva, pierde la noción del tiempo, la realidad del espacio, quizás no recuerde algo obvio, y si un detalle mínimo, una caricia, una mirada, un ruido.
En esos momentos, es imprescindible abstraerse de todo lo que no va a ser útil, de todo lo que puede entorpecer el instante, que es de la mujer que está pariendo, es exclusivo de ella, no debemos, con nuestra presencia, recoger ni un solo momento que no nos pertenece.
Trasmitirle seguridad para que pueda vivirlo plenamente.
De qué cosas se ocupa
Debemos, como Doulas, colaborar con los profesionales sanitarios con una actitud discreta y secundaria, quedándonos en un plano donde no molestemos, sin juzgar, sin intervenir, sin hablar.
Recoger con sutileza el momento presente y hacer posible, que con nuestra presencia, cualquier detalle llegue a la madre con confianza y le dé el ánimo que necesita, el apoyo necesario, el empujón decisivo.
Sólo esto, nada más debe hacer una Doula, saber estar sin interrumpir, colaborar sin hacer, escuchar sin hablar…
De qué cosas NO se ocupa
Las Doulas no tenemos que cambiar nada de lo que ya existe, ni la manera en que se realizan los partos, ni la atención que se dispensa a las parteras, ni la forma en que se recibe a los recién nacidos. No es nuestro trabajo, no es nuestro objetivo.
No es tarea de la Doula opinar sobre como es el trato de los médicos y del personal sanitario.
La Doula cuida de que el protagonismo sea exclusivamente de la madre, y esto se consigue cuando hace: de la humildad su mejor enseñanza y de la discreción su máxima sabiduría.
Las Doulas sabemos nuestros límites, nuestras funciones y lo importante y básico que es el respeto y la colaboración. La Doula debe olvidar todas las terapias recibidas, las aprendidas y todo su proceso personal y emocional, debe abstraerse de todo y vaciarse para ser un verdadero punto de apoyo.
La mujer sabe parir, tiene la fuerza para hacerlo, para sobrellevar el parto en toda su dimensión y no necesita nada externo para que se realice.
La Doula intenta no restar la confianza depositada en ella y que es el hilo conductor que la une a la madre, enfocándose en el exterior. Después del parto refuerza en la crianza las decisiones tomadas por los padres para facilitar la armonía.
Para ser Doula se requiere formación
Es importante que una mujer que quiere ser Doula se forme, que se incorpore a un grupo que le dé apoyo y la sostenga en el camino.
Que tenga muy claras cuáles son sus competencias y cuál ha de ser su actuación. Y al finalizar la formación, sepa respetar al personal sanitario y colabore siempre.
Las Doulas no somos psicólogas, ni médicos, ni enfermeras ni terapeutas, y si lo somos sólo debemos actuar como Doulas, de nada más.
Es una manera de ser, no de actuar, debe dejar el espacio neto a la parturienta para desarrollar su parto y a la puérpera para afrontar su maternidad con respeto y utilizando sus propios recursos, no los impuestos.
El valor de una Doula está en saber respetar completamente el momento que se vive en un nacimiento, en saber encontrar el significado de la presencia, acompañando con discreción tanto en el embarazo y en el parto como en el postparto.
El equipo de sanamente.net
Para más información sobre Mares Doules doulasmam.com
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