En ocasiones me gusta pensar que la realidad supera la ficción, y esto es lo que para mí pasa con el seminario “Los Zapatos del Otro”.

Los resultados de este seminario, de coaching en relaciones, siempre son espectaculares.

En estos casos, no puedo evitar la tentación de querer traspasar el marco de la experiencia y comunicar, a través de lo escrito, aspectos esenciales que, desde mí, hemos vivido y aprendido.

Las relaciones

Desde el inicio de la vida, nos encontramos con relaciones que no elegimos y que forman parte de nuestra vida y entorno: la familia, los vecinos, los compañeros de colegio, profesores, etc.…

Este tipo de relaciones, se tornan constantes y cotidianas y si se desarrollan en conflicto llegan a resultar incómodas e insufribles…

Yo crecí en un barrio, rodeada de ejemplos de relaciones especialmente conflictivas. La mayoría de las veces, los conflictos no iban conmigo, y de esta forma, sin querer, aprendí a ser “el observador” / la observadora.

Fui testigo de muchas discusiones y desavenencias. Cuando el conflicto no va contigo es fácil escuchar, curiosear y comprender a cada una de las partes.

Recuerdo que me sorprendía a mi misma, a menudo, pensando que cada una de las partes tenía razón, y notaba como que cada una de ellas se ceñía, se adhería, a su propia razón.

Observaba que la mayor dificultad era tener en consideración la razón del otro.

La observación

La observación te permite ver los diferentes ejemplos de relaciones, como un escenario donde cada persona ocupa una posición, desde la cuál adquiere una perspectiva, que da lugar a su particular interpretación de los asuntos. Esto se convierte en “la verdad” de cada cuál.

Era casi mi tarea, como observadora de la razón de las partes, encontrar una posible solución que diera la razón a cada una de ellas… y que hiciera posible una relación entre ellas, al menos, amable y respetuosa, o simplemente más agradable para el entorno (que entre otros era yo).

Resulta curioso como, avanzando por la vida, una adquiere roles que a veces permanecen estables a los largo del tiempo, y como en bastantes ocasiones, es el propio devenir de la vida el que nos sitúa en diferentes posiciones, en ocasiones, antagónicas:

• Empleado / encargado / jefe
• Directivo / dirigido
• Cliente / vendedor
• Hijo / padre / abuelo
• Maestro / aprendiz
• Esposa / amante
• Amiga / enemiga

Esta variedad experiencial proporciona en si misma cierta sabiduría vital, y sobre todo la consideración y el respeto por cada una de las perspectivas…

En los semirarios «Los zapatos del otro»

Durante los seminarios, jugamos a explorar tres posiciones, perceptivas en el escenario de una relación: yo, el otro, el observador…

Según las circunstancias de cada cuál, como en mi ejemplo, las personas aprenden a moverse más en unas posiciones o en otras. Se adquieren hábitos, que mantenidos a lo largo del tiempo, pueden crear desequilibrio:

Exceso de atención a uno mismo.

Se hace necesario hacer prevalecer mis necesidades, deseos y objetivos propios. Quiero tener razón. Tiendo a defender mi mundo, a veces a ocultarlo, por seguridad… y no quiero saber nada del mundo del otro…  A la larga puedes obtener lo que quieres, aunque tal vez llegues a sentirte solo y separado.

El reto de aprendizaje es entrar con seguridad en los zapatos del otro adquiriendo nuevas interpretaciones y posibilidades de relación.

Exceso de atención al Otro.

Algunas personas, aprenden a saber lo que el otro quiere y desea, con mucha precisión. Aprenden también a proporcionar esto, y de este modo agradar, complacer…Algunas veces el costo es alto.

Uno aprende a renunciar a sus propios zapatos. Hay algunos ejemplos de esto en el seminario, y comprobamos que este tipo de personas ya tienen la habilidad de ponerse en los zapatos del otro.

Ahora el reto está en ponerse en los suyos propios y hacer presentes e importantes estos en relación con los demás.

Exceso de atención a la observación.

Es una buena manera de evitar lo desagradable de las situaciones en conflicto. También aporta excelente perspectiva para la negociación y los acuerdos.

Llevado al exceso puede generar frialdad. También la falta de involucración sentimental en algunas situaciones, que tal vez lo requieran. Tal vez se evite sufrir y, sin querer, también gozar.

El reto está en saber cuando observar y también cuando estar y ser protagonista en la relación.

Durante los seminarios hacemos emerger, con la intención de explorar, estas cuestiones. Se obtiene mucho aprendizaje a través del movimiento, mediante dinámica corporal. Invitamos al auto descubrimiento y a la exploración de cómo es ponerse en los zapatos del otro.

También nos preguntamos

¿Cómo sé y siento que la otra persona se pone en mis zapatos? ¿Cuál es mi experiencia al respecto?

A cámara lenta y el tiempo se trastoca, tal vez debido a la concentración en la exploración y también a lo emocionante de la misma… Basándome en lo experimentado, me atrevo a afirmar que, considerar las perspectivas, desde las diferentes posiciones, afecta a la forma de interpretar el escenario relacional y ofrece mucho espacio para la negociación, la búsqueda del bienestar común, etc.

Con la experiencia van emergiendo nuevos paradigmas, nuevas posibilidades de conexión y comunicación. Reinterpretación de situaciones.  Re – definición del marco de responsabilidad, etc.

A través de estos grupos puedo constatar el deseo humano de sentirse bien, de disfrutar de relaciones de alta calidad, de la posibilidad y el placer de poder Ser en relación con los demás.

Mi gratitud sincera al extraordinario equipo y también gratitud los grupos de participantes, que se vuelcan en el aprendizaje, con personas de la más variada y rica heterogeneidad, logrando el respeto y la contribución entre ellos.

Y reitero mi perla, que comparto con Enric, y es que tiene sentido apostar y trabajar por este tipo de experiencia.

Por Concha Durante
Terapia y Consultoría Sistémica
Coach Personal – Miembro de I.C.F.
Directora de CoachCreativo
Creadora de la metodología:
Coaching Personal® con PNL y DBM

www.coachcreativo.com

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