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Amalgamas dentales, ¿conoces su toxicidad?
Cada vez se habla más sobre las amalgamas dentales y su toxicidad. Cada vez más terapeutas y médicos holísticos derivan a sus pacientes a dentistas especializados para la remoción de los famosos empastes de mercurio para así remover las interferencias en los organismos que estos empastes producen.
¿Por qué este material tan utilizado en la antigüedad es tan peligroso?, ¿Por qué debemos remover estos empastes para evitar enfermedades o sanarnos de las que ya padecemos?
Las amalgamas dentales o empastes de plata han estado utilizadas durante más de 160 años en las consultas odontológicas por ser un material durable y económico. Pero, la verdad, es que estos empastes poco estéticos son una bomba de relojería en material altamente tóxico. Están compuestas de un 50 % de mercurio (Hg) y de otros metales como la plata (Ag), el estaño (Sn), el cobre (Cu) y el cinc (Zn).
Estas obturaciones liberan 34 microgramos de mercurio diariamente siendo el principal responsable de la toxicidad celular y también el responsable de muchas otras enfermedades de «origen desconocido». Las obturaciones de amalgama, a su vez, tienen una corriente eléctrica que puede ser medida debido a la unión de los metales. Cuanto más alta sea esta corriente galvánica más mercurio es liberado de forma constante. El mercurio, además de evaporarse a tan sólo 20 grados, empieza a reaccionar químicamente con la saliva, con los alimentos y con las bebidas calientes. Esta situación se puede empeorar aún más en las personas con bruxismo, al mascar chicles, con los cítricos (y otros ácidos naturales), con un pH ácido, etc.
Otro factor de riesgo muy importante que puede inducirte a la intoxicación de mercurio en tu cuerpo es la inhalación del vapor de mercurio que se desprende en las consultas dentales clásicas donde los dentistas retiran o ponen las amalgamas y no utilizan un protocolo de protección adecuado.
Enfermedades que pueden causar las Amalgamas
Está comprobado, así lo indican numerosos estudios en todo el mundo, que el mercurio es absorbido por el cuerpo y que en su lento periplo hasta el cerebro (lugar en el que acaba almacenándose) va provocando daños físicos en los distintos tejidos, órganos y sistemas. En especial resultan dañados el cerebro, el hígado, el riñón y el bazo por ser los órganos donde básicamente se acumula el ya citado mercurio. Además de provocar alteraciones psíquicas y emocionales de diversos tipos.
Al principio el cuerpo intenta eliminar de forma natural el mercurio pero el propio metal perjudica y hasta bloquea determinadas hormonas, receptores y enzimas. Esto se refleja en múltiples enfermedades, trastornos y disfunciones. Podemos resumirlas en: poca vitalidad (pérdida de energía), irritabilidad, problemas de coordinación, dolor de cabeza, mareos, temblores, molestias intestinales, pérdida de memoria, insomnio, pérdida de apetito, debilidad muscular, dolor de espalda, alergias, cándidas, nerviosismo, depresión, sistema inmune debilitado, anemia y otras más.
Todo esto hace que la persona afectada por una intoxicación debida a sus amalgamas tenga que visitar numerosas veces la consulta de su médico el cual, normalmente, no puede realizar un diagnóstico adecuado, preciso y correcto ya que con los análisis estándar que se hacen no aparecen reflejados los niveles de toxicidad por metales.
Hay un conjunto de pruebas analíticas (como las que miden los metales pesados como el mercurio en la sangre y en la orina) que por su complejidad se consideran especiales. Esta condición hace que, además, no estén al alcance de cualquier laboratorio. Ningún centro realiza todas la pruebas analíticas que se pueden hacer porque los laboratorios han llegado a tal grado de especialización que sería imposible ofrecerlas todas.
El afectado suele recorrer numerosas consultas médicas especializadas donde se suelen diagnosticar enfermedades crónicas incurables como la psoriasis, la fatiga crónica, la fibromialgia, una depresión, una candidiasis, una bronquitis… Lógicamente palian los síntomas con fármacos que no hacen más que esconder el problema real, la causa real. El mercurio consigue así vivir libre en tu organismo intoxicándote y causando todo tipo de estragos.
Cómo sacar Amalgamas de manera segura
Para extraer estas obturaciones tan tóxicas hay que seguir siempre un protocolo de seguridad donde se protege al paciente y al dentista de una posible intoxicación aguda producida por los vapores y la pulverización del mercurio. Es importante la utilización del dique de goma como medida preventiva para evitar la introducción en la boca del paciente del empaste que se retira. También hay que proteger al paciente de la posible inhalación del gas de mercurio con batas especiales y una máscara con filtros especializados. Asimismo, el dentista y el personal auxiliar también se protegen con máscaras especializadas para impedir la continua inhalación de los tóxicos. La sala, a su vez, está equipada con un sistema de ventilación adecuado para dichos tratamientos.
Pero además de la importantísima extracción segura de las amalgamas de tu boca es necesario utilizar un protocolo de quelación de los metales pesados que hayas podido ingerir a través del tiempo, que se encuentran almacenados en tu organismo y que pueden dar lugar a las enfermedades cuya causa son las amalgamas. Es decir, además de quitártelas de una forma segura también hay que tomar una serie de medicamentos naturales que te ayudarán a que el mercurio almacenado dentro de tus células pueda eliminarse mediante las vías de eliminación naturales de tu organismo. Por ejemplo, algas como la chlorella y otros productos naturales y homeopáticos son preescritos para una correcta desintoxicación de todo su cuerpo a lo largo del tratamiento.
Paula Esparza Bofill
Odontóloga Neurofocal
Especialista en extracción segura de Amalgamas
Directora de Happy Clínica
Para más información sobre Amalgamas consulta la página web de Happy Clinica en www.happyclinica.es